El
otro día, cuando ya ni me acordaba de la última vez que se incrementó
mi casillero de años (i++), un buen amigo me hizo un regalo por mi
cumpleaños. Como siempre y antes de retirar el envoltorio, intenté
adivinar de qué se trataba. Por el tamaño parecía una cajetilla de
tabaco, algo que descarté de inmediato porque era algo más alargada y
porque hubiese sido cruel y un disparo certero a la voluntad de alguien
que está en periodo de abandono de la nicotina.
Sin más retiré el envoltorio y descubrí una pequeña caja rosa, con el logo de una frambuesa y el nombre 'Raspberry Pi'. Supongo que al abrirlo mi amigo buscaba en mí una reacción distinta a la cara de póker que seguro vio en aquel momento. En seguida comprendió. "Tío, ¡es una Raspberry Pi! ¿¡no sabes lo que es!?". Negué con la cabeza, (pues en estos casos conviene ser sincero): "Ni idea macho".
Contemplen mis vergüenzas. Centrado tanto en la seguridad yo sabía que ni de lejos era el súmmum del conocimiento en hardware/gadgets o dijese del seguimiento de la más pura vanguardia tecnológica, pero parece que no saber que era pequeña placa era la mayor ofensa geek del universo conocido, y cuando mi amigo me explicó brevemente que es 'Raspberry Pi' creanme que así lo fue. En seguida comprenderán por qué...
'Raspberry Pi' es un miniordenador de bajo coste (¡menos de 40€ + IVA!) que fue inicialmente ideado para distribuirse en las escuelas y facilitar la enseñanza de la verdadera informática: comprender cómo funciona y programar.
Tiene el tamaño de una tarjeta de crédito y en su versión B básicamente incluye un procesador ARM a 700 MHz (al que podemos hacerle overclocking hasta 1 GHz sin perder la garantía), GPU capaz de mover video en Full HD y 3D, y 512 MB de RAM.
A parte de su reducido precio y tamaño, también añade la ventaja de un consumo eléctrico mínimo (700 mA) pudiendo tener encendido el dispositivo de forma ininterrumpida todo el año por un coste aproximado inferior a 5€, o aprovechar que tenemos encendido algún otro equipo para alimentarlo mediante su puerto USB.
Si sumamos a estas características (bajo coste, reducido tamaño y mínimo consumo eléctrico) un rendimiento de hardware más que aceptable, la posibilidad de conectar otros periféricos y dispositivos (incluso Arduino) y una amplia gama de sistemas operativos y software disponible, tenemos que las aplicaciones que se le pueden dar a Raspberry Pi son casi infinitas: control domótico, robótica, mediacenter capaz de reproducir vídeo en alta definición, radio, servidor de ficheros, videojuegos retro, ... echa un vistazo a las fotos de algunos proyectos y en seguida comprobarás su versatilidad.
Precisamente ahí está el gran éxito de Raspberry Pi: su masiva distribución en colegios (Google donó 15.000 equipos en Reino Unido) pero sobretodo su calado en el gran público por sus prestaciones ajustadas a un precio inmejorable, que ya se ha traducido en cientos de miles de ventas desde su puesta en mercado hace menos de un año. El resultado, una numerosa y entusiasta comunidad que hace auténticas virguerías con este dispositivo.
Y he aquí yo (O-o), habiendo ignorado hasta ahora Raspberry Pi, buscando redención y pensando en las numerosas posibilidades...
De momento, empezaré con lo básico, con reunir todo lo necesario para empezar a
En la próxima entrada sobre Raspberry Pi les contaré mis primeros pasitos con la elección e instalación del sistema operativo...
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